martes, 9 de agosto de 2011

Teo - Santiago de Compostela (13 kms.)

La previsión de que el grupo llegara al unísono a Santiago era un hecho, tan solo 13 kms. nos separaban de nuestra meta. Se había conseguido. 
Nacho emocionado por la entrada a Santiago y la satisfacción de haber logrado un objetivo que nunca tuvo muy claro poder alcanzar. Nuestras caras de alegría y satisfacción hablan por si solas.
Los deseos de "Buen Camino" innumerablemente expresados por los lugareños se habían cumplido. Ojalá este deseo nos acompañe el resto de nuestras vidas.


De izquierda a derecha y de pié: Roberto (Sevilla), Miriam (Alemania), Cristina (Murcia), Nacho (Gijón), Cándida (Italia), Caroline (Alemania), Paolo (Italia), Lorenza (Italia), Luis (Oviedo).
De izquierda a derecha y agachados: Fernando (Madrid), Reinhard (Alemania), Leo (Italia), Luisa (Córcega).

Gracias por compartir vuestro Camino con nosotros. Nunca os olvidaremos.
Thanks for sharing your "Camino" with us. We will never forget you.
Vielen Dank für Ihre "Camino" mit uns. Wir werden Dich nie vergessen.
Grazie per la divisione del vostro "Camino" con noi. Non vi dimenticheremo mai. 

Caldas de Rei - Teo (28 kms. )

La noche anterior se había decidido madrugar, para asegurarnos plaza en el albergue de Teo (albergue a tan solo 13 kms. de Santiago) para así poder hacer la entrada del grupo conjuntamente.
Etapa nocturna que encantó a Nacho debido a que se quedó un poco rezagado del grupo y seguía la estela de las linternas de Paolo y Luis. Nos comentó que tuvo tiempo para centrarse en sí mismo y ordenar pensamientos además de disfrutar de un paisaje distinto en soledad.



La etapa continuó sin grandes momentos reseñables hasta Padrón, donde habían cogido albergue nuestros amigos Gervasio y Joao. Nosotros continuamos hasta Teo. Abajo Nacho posando en Padrón ante el monumento a Cela.
Por el camino, contacté con el responsable del albergue de Teo y me confirmó que aún no había llegado nadie y que nos dejaba la puerta abierta. A mi pregunta de si habría donde abastecerse de víveres para preparar la cena, nos dijo que no, que había un supermercado cinco kms. antes de llegar al albergue. Compramos pasta siguiendo indicaciones de nuestro cocinero preferido e indispensable, Paolo. Fue un suplicio el tener que cargar con la compra despues de veintitantos kilómetros de marcha. Nacho necesitó un momento de relax.

Os dejamos un breve y patético video de la sobremesa. En aquel momento sonaba como los ángeles. Maldito vino!!
:-P

Pontevedra - Caldas de Rei (22 kms.)

Vista la masificación en el polideportivo, nos decidimos a iniciar la etapa del día a primerísima hora, cuatro de la mañana para no volver a sufrir la misma situación en el siguiente albergue. Habíamos dejado las mochilas preparadas para no molestar a nadie con nuestra huída prematura. Todo se hizo con cuidadoso sigilo, roto por la sonora ventosidad de una señora portuguesa (según Roberto) que nos hizo salir con pies en polvorosa y terminar de calzarnos en la calle.
Con lo que no contaba Nacho es que al estar situado el polideportivo a las afueras de la ciudad, enseguida nos vimos atravesando un frondoso bosque con muy poca visibilidad; lo cual, no era muy del agrado de Nacho que quería sentarse y esperar a que amaneciese. Yo era poseedor de una linterna, pero mi lado sádico estaba siendo alimentado por los temores de Nacho a la ruta en la oscuridad. Una vez que le tomé un poco el pelo, decidí regalarle con la compañía de la linterna.
No amaneció hasta las 7 de la mañana, lo cual significó 3 horas de etapa sin apenas luz. Al final, lo que parecía que iba a ser un mal trago se convirtió en una experiencia nueva y plenamente satisfactoria. Nacho por fin pudo amortizar el haber cargado durante 9 días con un chaleco reflectante (hombre prevenido vale por dos).

Cuando por fin amaneció, nos topamos con el punto kilométrico que nos indicaba que estabamos a tan solo 50 kms. de Santiago. La cara de satisfacción lo dice todo.

Referente a la etapa, debido al madrugón, la estabamos haciendo en la más completa soledad hasta que nos alcanzó un peregrino portugués llamado Joao que nos acompañó hasta la puerta del albergue en Caldas de Rei.
En este breve trayecto descubrimos que Joao, natural de Ponte de Lima y veterano de estas lides, iba a ser uno de esos compañeros de ruta que nunca vamos a olvidar.
Ni que decir tiene, que fuimos los primeros en llegar al albergue.
Caldas de Rei es famoso por sus aguas termales, las cuales no dudamos en probar mientras esperábamos que nos abrieran el albergue.

Después de la comida, pote gallego y lubina al horno, decidimos ir por la tarde a tomar unos baños termales en el balneario de la localidad. Para nuestro asombro, no nos quisieron atender.
Como no podía ser de otra forma, cena conjunta bajo la lluvia y con la compañía de dos militares madrileños a cada cual más simpático (David 1 y David 2).

Mos - Pontevedra (28 kms. aprox.)

Nuestra tarde en Mos no había sido la mejor, cierta apatía se respiraba en el ambiente; quizás influidos por la ya comentada poco atractiva etapa y por las pocas posibilidades que ofrecía el pueblo y quizás también, en éste albergue, se había dividido el grupo y no teníamos certeza de volver a ver a nuestros amigos que habían seguido hasta Rendondela.
 Comenzamos la etapa antes del amanecer y caminando solos. Cuando llegamos a Rendondela, el albergue ya estaba libre de peregrinos y seguimos con la incertidumbre de si volveríamos a ver a Gervasio, Paolo, Lorenza y Luisa.
Según avanzaba la marcha, iba creciendo el ánimo pues el camino iba mejorando en lo referente a paisaje y lo que es muy importante, detalles como el que, por primera vez, hubiese papeleras lo hacía más atractivo; una pena que ésta iniciativa no estuviese generalizada.
Las primeras impresiones de que el camino de hoy nos parecía más bonito no tardaron en confirmarse. Nos topamos con unos mensajes reivindicativos que nos recordaron al movimiento "Indignados"; a todo ésto, comentar que encontramos más peregrinos que nunca.


Como anécdota del día, entablamos coversación con dos peregrinas (una de Madrid y otra de La Habana) amigas entre sí y que nos trataron nada menos que de novatos por ir tan cargados de equipaje en nuestra aventura. Gracias a nosotros no se perdieron en dos ocasiones y una vez en Pontevedra supimos por el hijo de una de ellas (bendita casualidad!) de que se habían perdido y no sabían una de la otra; como es posible?. No me imagino a Nacho y a mi perdidos y cada uno por su lado.
Cuando llegamos a Pontevedra, el susto fue mayúsculo al ver la cola de peregrinos solicitando albergue, aminorado por el reencuentro con Gervasio y nuestros amigos italianos, los cuales habían estado preocupados al no saber nada de nosotros desde Tui. Nos comentaron que estuvieron buscándonos por Rendondela y alrededores en taxi.

Completo el albergue por el avalancha de peregrinos, nos alojaron en un polideportivo. A la pregunta de Nacho de a que distancia estaba el polideportivo, la respuesta fue contundente: Depende de lo rápido que camine, pero aprox. 2,5 km.
Una vez alojados y duchados emprendimos la búsqueda de donde comer y la visita de rigor a la ciudad que nos estaba acogiendo.



Éste primer contacto con la ciudad fue extraordinario. La luz, el clima, el ambiente... no tenía nada que ver con la apatía que se apoderó de nosotros en Mos.
Una vez reunido el grupo, probamos la tarta típica de Pontevedra que generó unanimidad: ¡muy buena!, y posterior cena con la incorporación de una hermosa Holandesa (actriz, cantante y enamorada de España).
Un diez para la velada. El optimismo volvía a reinar. Una vez de vuelta al albergue, el segundo susto del día, 120 personas tiradas por el suelo con la consiguiente algarabía que ésto ocasionaba. En un momento de estrés y al ver que avanzaba la hora de descanso me dirigí a los peregrinos, voz en grito, pidiendo silencio ya que los albergues son para descansar. El pabellón enmudeció y cruel destino... antes de un minuto... mi teléfono comenzó a sonar rompiendo de nuevo la calma.

martes, 2 de agosto de 2011

Tui - Mos (19,5 kms)

Teniamos la esperanza de sacar pecho ante  nuestros compañeros de viaje y presumir de que España le daba mil vueltas a Portugal y tuvimos que bajar las orejas; la salida del Albergue se retrasó un poco, Nacho no quería abandonar los brazos de Morfeo, la noche anterior, la cata de los distintos caldos de la Bodega del Restaurante parece que habían hecho mella.....lo de soy Nacho y no soy alcohólico......., no se va a poder mantener en sucesivas crónicas; salimos del Albergue acompañados por un grupo de 15 canadienses con los que ya habiamos compartido una Misa de Campaña en Ponte de Lima. La etapa parecía prometer.

Pero pronto se volvió frustante, el paso por sendos Polígonos Industriales amén de los numerosos tramos por carreteras generales, la volvieron tediosa y muy peligroso, Nacho y yo coincimos plenamente: LA MAS FEA DE LAS VIVIDAS HASTA AHORA. La más fea y la peor marcada, porque si bien habiamos hecho elogios de lo bien que estaba marcada la ruta Portuguesa, desde que entramos en España, ya no es lo mismo, surgen dudas con las marcas, y en uno de esos puntos cogimos el indebido, gracias al camionero que nos dió las luces e hizo sonar el claxon; confirmó que nuestra mala conciencia de no haber escogido la ruta correcta era un hecho.


 La decisión del día era pasar noche en Mos o en Redondela (9 kms. más allá), pero hoy no era el día de Nacho y reconoció que estaba de bajón y no estaba demasiado animado para continuar trayecto.
Lo mejor del día, sin duda, la comida que organizamos nada más llegar al albergue, Roberto, otro peregrino de Sevilla y que como nosotros viene desde Oporto,  acompañado de su novia y de su amigo Fernando (el que se ocupa de mis pies), se ofreció a ejercer de cocinero, compramos a Flora, la encargada del albergue y asimismo de la tienda del pueblo (amabilísima, atentísima, hay que hacer mención expresa de ella),  lo necesario para hacer arroz con pollo para seis personas: ellos tres, Nacho y yo, y nuestro amigo alemán Reinh.....a la hora de sentarnos a la mesa, quisimos tener un detalle con un niño alemán que ya había cenado con nosotros los famosos espaguettis de Paolo y que se había mostrado entusiasmado, pero tras el niño llegó su hermano, y claro tuvimos que invitar a su madre, y ¿como ibamos a dejar mirando a dos chicas alemanas mirando?. El milagro se produjo, comida para seis que sirvió para ONCE, ......con postre para todos, dos paraguayos (la sobra del tentepié de O´Porriño) divididos en otras tantas porciones..... Lo que no pueda el Camino.........
La ausencia de Nacho en las fotos que no alarme a nadie, ya procuraré resarcirle mañana, es que hoy se colgó la cámara al cuello y ya se sabe.... no se puede estar en misa y repicando.
Para los compis de la oficina, decirles que ya es la tercera vez que le preguntan a Nacho que si soy su padre, a lo que yo contesto acordándome del suyo.



Rubiaes - Tuy (20 kms. aprox.)

Quinto día de marcha y la moral cada vez más alta, nos sentimos auténticos veteranos, una vez superados los primeros miedos de enfrentarnos a lo hasta ahora desconocido; la ruta bonita, cambiante, cada vez nos recuerda más a nuestra querida asturias y todo el protagonismo que los primeros días dimos al paisaje se está volcando en el conocimiento de otros peregrinos, ahora ya nos somos tan libres hay que cuidar las relacciones públicas.... que si vamos hasta el mismo albergue..... que si cenamos juntos.... que si tomamos una cervecita juntos..... , pero es bueno tener amigos en ruta, ya que cuando la fatiga ataca y los pies se resienten nada mejor que meterlos en agua helada (Consejo de Paolo).

Etapa de transición, dejamos Portural y por fín en España, para Nacho significa nada más y nada menos que volver a estar "On-line" y poder usar el messenger con sus amigos, se le ve más relajado.




Una vez en España, los primeros que vimos a la Guardia Civil, ya nos sentiamos seguros y a continuación a buscar el albergue para la consabida ducha, las curas de los pies (Gracias Fernando).

y comenzar a patear la ciudad y buscar donde comer, después un café con Wifi para redactar el blog, y al ser la ciudad pequeña, enseguida coincidimos el grupo de siempre y Paolo, que había preparado espaguetti para tutti le mundi en Rubiaes, decidió que teniamos que cenar juntos en su pensión: La cena resultó surrealista, con la mesa inclinada por culpa de la pendiente de la calle que daba a la Ribera del Miño, y tuvimos que cenar con la copa de vino en una mano, derramamos unas siete copas de vino,.... la primera un disgusto, la segunda, un susto, pero el vino y el ambiente tan alegre hizo que al final cada copa que caía era una risa colectiva.... en definitiva la cena era  una preparación para cuando vayamos a cenar a la Torre de Pissa.


Como vereis las crónicas y los documentos gráficos han decaido un poco, pero es que estamos más pendientes de disfrutar el momento que de compartirlo con vosotros (puro egoismo), ya os haremos un resumen al final del viaje, pero en este momento, la falta de tiempo, los problemas para conseguir Wifi y, por qué no reconocerlo, el cansancio de estos días nos tiene poco inspirados.


lunes, 1 de agosto de 2011

Ponte de Lima - Rubiaes (19 kms.)

Nos esperaba la etapa más corta del camino, pero también según todos los comentarios de los veteranos, la más dura y  más bonita del camino. Partimos como siempre, superoptimistas,  y despreocupados por las posibles dificultades del terreno, eran las 6:30 de la mañana cuando partimos del Albergue y en la primera callejuela de Ponte ya nos perdimos, era solo el anticipo del segundo despiste del día, que más adelante os comentaremos. Ha sido una etapa que nos ha ido ganando por el paisaje, muy distinto a todo lo visto hasta ahora, empezaron los bosques de castaños, robles, y los pueblos ganaban en cuidados y acogedores, curiosamente hoy casi no hacemos fotografías, yo creo que ensimismados por la belleza de lo que estabamos viendo.... y oyendo, durante una buena parte del recorrido nos acompañó una música por los valles que atravesámos y que no sabemos si sería puro mechandissing del camino.


Conocimos a un salmantino ya veterano en estas lides y nos confiamos en su experiencia y ensimismados en  sus relatos de aventuras anteriores nos descuidamos de las señales del camino y cuando nos dimos cuenta estabamos perdidos, hubo que desandar lo andado y buscar las referencias de nuevo, una anécdota sin más.
Amigos, tengo que reconocer que soy humano, una am polla, la más grande del camino me hizo parar y fue un amigo italiano, Paolo, quien me operó, ayudado de Fernando un madrileño que lleva un botiquín como un Hospital de Campaña, desde entonces a Paolo lo llamo Doctore y a Fernando..... me lo estoy pensando.


Fué con Gervasio con quien compartimos comida y sobremesa en el Bom Retiro, terminando de comer a las cinco de la tarde, impensable en Portugal. Después fuimos a comprar los ingredientes necesarios para hacer una cena italiana a la cual se había brindado Paolo, espaguetti con atún, caballa, olivas negras, tomillo, pimienta, orégano y tomate, al dente, por supuesto, una gran cena de camareria de los sevillanos, italianos y más tarde alemanes.